Francisco Ponce Carrasco

La “lotería” de la lotería- El Abrelatas

Una ilusión, un ¿Que haré con el dinero que me toque?, un ¡Bueno algo recuperé!…y lo más socorrido:

¡Salud que tengamos!

Todos los años por Navidad, concretamente el 23 de diciembre, me hago el firme propósito de no volver a comprar lotería. Luego, al año siguiente, vuelvo a caer en la ratonera, unas veces por amistad, otras en favor de alguna causa solidaria y las más por si toca.

Tengo la insensata costumbre de hacer una lista con los números y los importes que juego, nunca lo sumo, si lo hiciera me entraría un pérfido berrinche.

Llegado el día del sorteo, suelo pasar algún rato frente al televisor. De pronto cantan un número que no pude escuchar bien, la mano del niño tapa el alambre, su voz se excita y, con solemne entonación, anuncia que es el Gordo de Navidad.

Alguien dijo una vez: <<Caprichosa fortuna, esquiva divinidad que te muestras de frente o das la espalda, no te dejas alcanzar por quien te persigue y, sin embargo, en muchas ocasiones te echas en brazos del primero que pasa>>.

¡Qué alegría dan los reintegros!