Cuestión de escobas – A TODA COSTA

Francisco Ponce Carrasco nos trae una divertida historia de brujas, concursos de vuelo y escobas con GPS. Manolita demuestra que, más allá de la velocidad y la tecnología, lo esencial es la astucia y la confianza en lo propio.(Nota de la redacción)

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¿Quién dijo que las brujas no tienen estilo?

A menudo nos imaginamos a las brujas como figuras sombrías, ocultas en el entorno de sombras, negras y maleficios aterradores. Pero, ¿y si les dijéramos que las brujas también tienen sus secretos de belleza y por supuesto, su transporte de lujo?

En un pequeño pueblo, las brujas se reunían cada sábado para su tradicional «Concurso de Vuelo». La competición era feroz, lo que exigía destreza en el manejo de la escoba evitando los cables del tendido de luz y teléfono.

Aquí es donde entra la protagonista, Manolita, una bruja que había heredado una escoba de su tía abuela, no era la más rápida, pero tenía una particularidad muy especial: el brillo de su madera, que parecía hecho para deslumbrar.

La competencia de ese sábado se complicó, ya que el villano del presidente, el brujo Bartolino, había llegado con su escoba con GPS y calefacción incorporada.

¡Un verdadero lujo! Sin embargo, entre los vuelos acrobáticos y las bromas de las demás brujas, Manolita descubrió un misterio: ¡la escoba de Bartolino tenía un defecto oculto!:
Su GPS, lo habían manipulado y en lugar de dirigirlo a la meta, lo había llevado directo al patio de la anciana Noti, conocida por lanzar hechizos contundentes para proteger las flores de su jardín.

Al final, una buena bruja no necesita ser perfecta, solo precisa información y una escoba en la que confiar junto a un toque de misterio.

Y claro, si de paso alguien le <<chiva>> el defecto de sus contrincantes ¡mucho mejor!

Francisco Ponce Carrasco