Lo conservo con cariño – El Ventanuco

17 diciembre 2020 por Francisco Ponce en El Ventanuco, Noticias, Todos los artículos

100 años de figuras de barro del <<Belén>>, hechas a mano

Heredado de una hermana de mi madre, que lo disfrutó sobre el año 1920, aparece en mi recuerdo y en mi armario, un entrañable, modesto y antiguo “Belén de Navidad”.

Lo conservo con mucho cariño a pesar de su precario aspecto, son piezas hechas de forma artesanal, en barro, que vetustas me evocan tiempos pretéritos.

Recuerdo con la ilusión de un crío inquieto cuando mis mayores ponían el Belén y me gritaban: ¡Estate quieto!, si yo trataba de exigir mi protagonismo y colocaba una gallina en la cuna del Niño Jesús o cualquier otra ocurrencia parecida, quizá no procedía pero era creativo.

Con corteza de corcho las montañas, con papel azul el cielo y el río, con papel de plata. En una esquina la escena de la Virgen y San José buscando posada, era el preludio a la escenificación del Belén.

Una vieja caja de zapatos cortada y pintada hacía de portal donde cobijar el nacimiento, un poco de paja en el suelo y a colocar el pesebre.

Los pastores con regalos acuden a ofrecer al Niño Jesús sus presentes o simplemente a adorarle.

Los Reyes Magos de Oriente por un camino en la parte más superior, cabalgan hacia el nacimiento, portando oro, incienso y mirra, su sombra les hace compañía al reflejarse en la blanca nieve.

La Virgen con el Niño Jesús en brazos, montada sobre una mula, representa la huida y marcha entre peñascos.
María la Virgen acude con su hijo Jesús – ya crecido – a por agua a la fuente.

No podía faltar la piara de cerdos o las aves de corral que junto a los rebaños de corderos se distribuían por doquier.

Y para finalizar, con harina, espolvoreábamos el paisaje dando sensación de nevado, mucha nieve, mucha harina.

Hoy continúo la tradición y coloco el Belén, me gusta la gente que lo pone y admiro los nacimientos monumentales, con grandes imágenes perfectamente modeladas, con luces que parpadean, escenas con movimiento y estrellas que se zarandean en el cielo… no debemos dejar que se olvide esta práctica tan nuestra.

Como indico al principio mi Belén es muy modesto, de figuras desportilladas, pero es el que compraron y pusieron mis padres, el que me regaló la tía Amparo, el que acariciaron con sus dedos mis mayores…

huele a familia.