Ermita Virgen del Molino

16 enero 2008 por Francisco Ponce en Santa Eulalia del Campo, Todos los artículos

Santa Eulalia del Campo en la provincia de Teruel (España), posee este magnifico tesoro como lugar de peregrinación y fervor, para con su Virgen del Molino.

Ya en su entorno se respira paz y sosiego, uno puede admirar frondosas arboledas exultantes flores y cuidado hábitat que anima a franquear la añosa puerta e introducirse, cautivo, entre el recogimiento y la admiración por cuanto observa.

Entrada a la ermita Virgen del Molino

Una vez dentro, la imagen de la Virgen del Molino, cala en el sentimiento como la lluvia, es como si fueras tocado por un halo de devoción hacia esta virgen, que a pesar de que puedes no conocer, de inmediato te llena de intenso fervor, se percibe de forma poderosa, quizá sin saber bien porque.

Al fondo, refulgente, se muestra el altar mayor de un marcado estilo barroco con motivos rococó, estilo Luís XV. Esta formado por dos cuerpos con tres calles, cada uno, en los que abundan tallas de ángeles y santos.

Altar mayor de la ermita Virgen del Molino

En la parte central, con dulce mirada la Virgen del Molino te recibe bajo un áureo baldaquín. En lo más alto se contempla un ángel alado de madera de 1,13 metros de altura estilo barroco del año 1722, una cinta le cruza del hombro izquierdo hasta la cintura, para sujetar la prenda azul y roja con que se cubre.

La fotografía siguiente fue tomada en el verano del 2007. Muestra como es actualmente, tras su restauración, el altar de la Anunciación, el más antiguo de la ermita y que procede de los orígenes del santuario.

Altar de la Anunciacion restaurado de la ermita Virgen del Molino

El camarín se encuentra detrás del altar mayor al que se accede mediante dos escaleras, una a cada lado de la sacristía. El habitáculo te eleva a una sensación de magnificencia de la llaneza, espacioso y libre de mobiliario, puedes pisando un artístico suelo realizado en Manises (Valencia) ex profeso para la última restauración, y donado por Feliciano Hernández y Maria Úbeda, contemplar situándote en el centro y girando la cabeza en semicírculo, un magnifico zócalo de azulejo, que algunos analistas indican fueron hechos hacia 1790, desde entonces se han realizado sucesivas restauraciones teniendo en cuenta la reproducción fiel de las escenas y estilo originario, que muestra un episodio sobre la vida de Judith, en seis escenas.

En un atril situado en el recinto, se deja constancia escrita de la siguiente historia: Nabucodonosor, rey de Siria, quiso castigar a los pueblos que no le habían rendido vasallaje, poniendo a Holofernes al frente de su ejército, quien llegó hasta la ciudad israelita de Betulia. La metrópoli estaba a punto de rendirse, cuando en un acto heroico Judith entró en acción.

Escena primera.- Reprendió a los jefes y les dijo,”Realizare una hazaña, que se trasmitirá de generación en generación a los hijos de nuestra raza”

Escena segunda.- Nos muestra a Judith frente a Holofernes. Iba atractiva y con lujoso vestuario. Salió hacia el campamento y dirigiéndose a los centinelas, pidió que la condujeran hasta el general Holofernes, quien la recibió complacido.

Judith es recibida por Holofernes con todos los honores

Escena tercera.- Holofernes quedó asombrado de la belleza de Judith y ordenó preparar un banquete. De inmediato sintió deseos de poseerla ( se le puede ver cogiendo la mano de Judith ), quien le dice “Con mucho gusto, como y bebo señor, pues jamás me pareció la vida tan bella como hoy”.

Holofernes coge la manos de Judith en el banquete

Escena cuarta.- Nos presenta a Holofernes en el lecho ebrio, momento en que ella aprovecha para cortarle la cabeza.

Judith corta de la cabez a Holofernes en estado de embriaguez

Escena quinta.- La heroína huye con su doncella llevando consigo la cabeza de Holofernes.

Escena sexta: El mosaico muestra a Judith con la espada en la mano derecha y la cabeza del ajusticiado cogida por los cabellos en mano izquierda. La ciudad de Betulia al fondo.

Boveda de la ermita Virgen del Molino

Saliendo del recinto, levantas la vista y una azulada bóveda te sorprende, como un cielo imaginario que te despide, invitándote, a que desde el exterior mires al firmamento de atmósfera nítida y puedas comparar con la cromática gama de azules, que Santa Eulalia del Campo se regala.

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Es de agradecer las facilidades e información recibidas, tanto por parte del Párroco Pedro Soler, como de Agripina Blasco miembro de la cofradía.