Un Caos, pero inolvidable – Cosa Fina (MAGAZINE)

¿Quién fue el genio que inventó el “Día de llevar el perro al trabajo”?

Hoy, en la oficina, hay más ladridos que llamadas de teléfono. El “Día de llevar tu perro al trabajo” ha llegado, y aunque a mí nadie me preguntó, aquí estamos: rodeados de “Chuchos” con moños, chihuahuas nerviosos y un bulldog que está convencido de que la planta del pasillo es suya.

¿Quién inventó esto? ¿Quién fue ese valiente —o irresponsable— que se levantó un día y dijo: “¿Y si mezclamos productividad con pelos en el teclado y hocicos en las piernas?”

Se me ocurren varias teorías veamos:

El soltero empedernido. No podía dejar solo a “Sambó”, un perrillo color canela, en casa porque cada vez que volvía había un zapato nuevo desaparecido. Solución: oficina. Daños colaterales: el intérprete ingles nuevo, alérgico a todo, incluido al afecto, ahora parece un tomate con corbata.

El jefe excéntrico. Uno de esos que quiere “romper paradigmas” y piensa que la creatividad brota, cuando tienes un caniche ladrando al ordenador según aparecen en la pantalla, algunas determinadas imágenes (Sexi o Políticas)

Alguien lo dijo como chiste… y otro lo tomó en serio. Como cuando en una junta uno sugiere pizza diaria “de broma” y dos semanas después el presupuesto contempla una partida de queso mozzarella.

Sea quien sea, gracias. Porque hoy, aunque no avancé nada del informe, vi a un husky ocupar una silla de gerente, un galgo quedarse dormido en una reunión y a mi jefe,  y su secretaria – vestida – con una falda muy estrecha y ajustada, correr apresurados, tras un perro por el pasillo gritando:

“¡Deja esa carpeta, no es tuya!”