Valencia arde y lo hace en arte, luz alegría, pólvora y amistad, hacia quienes la visitan.
Atrás quedan las horas de magia de la “Plantà”, los pasacalles, la ofrenda, los buñuelos con chocolate, verbenas, luces, premios, tracas y fuegos de artificio mil.
El 19 de marzo es el gran día, el que eleva a extraordinaria y mágica la fiesta de las Fallas, culminando con la “Cremà”.
Las comisiones falleras se afanan en los preparativos para hacer vulnerable a las llamas el monumento, que erguido y desafiante luce en su plaza, lo acicalan con traca y abren boquetes en sus costados para que el aire penetre en sus entrañas y arda con arreglo a los cánones.
Innumerables penachos de fuego purificador se levantan por toda la ciudad a las 12 de la noche dispuestos a quemar las desgracias y maldades.
Valencia arde, arde Valencia.
Fotografías de: José Luis Vila Castañer