Me acuerdo que de pequeño, como tantos niños, coleccionaba cromos del Guerrero del Antifaz, Diego Valor y el Mecong, El Capitán Maravillas, y también de jugadores de fútbol.
En mí adolescencia, cromos de la historia de la aviación, países del mundo o elementos del trasporte de todos los tiempos.
En mi juventud no tenía tiempo de coleccionar nada, solo mis estudios y trabajo. Si acaso ilusionadas historias de amor sobre alguna chica resultado de una excursión, una cena de fin de año o una tarde de guateque al son de un bolero.
Ahora en madurez me gusta coleccionar fotografías, en especial de las pequeñas cosas que tengo en mi entorno y que me son familiares, así paso un tiempo buscando encuadres.
Quizás, o seguro, no son fotografías excelentes pero me hicieron pasar un grato día de domingo, cuando el otoño de ocres dorados languidece y en el vientre de la naturaleza a punto de alumbrar, rompe aguas de lluvia el blanco invierno.
