La crisis financiera en la actualidad preocupa a todos, existir, existe, lo malo es no verla. Si el diagnostico es crisis la receta será austeridad y resignación, una combinación dura de tragar a pesar de que se tome en capsulas.
Ya se sabe que en estos casos, el ciudadano corriente es el más perjudicado. Aguantemos hasta que el alma se rompa, pero por favor nunca y digo nunca, tomemos medidas drásticas. Todo es cuestión de vivir con menos o rozando lo justo.
Una vez asumida la ‘situación’, tratar de poner el esfuerzo necesario para superarla. Como dice el refranero Español «No hay mal ni bien, que cien años dure»