El periódico 20minutos publica el jueves 29-12-2011,
la columna del escritor Francisco Ponce,
con su cabecera “El Abrelatas”
En España, la tradición de despedir el año con uvas data del siglo XIX, en la actualidad esta práctica se ha difundido por algunos países Latinoamericanos. Sin duda, comerse doce uvas al son de las campanadas es lo que ‘toca’ en la hora mágica de la Nochevieja, para tener suerte y un año próspero.
Un anillo de oro en la copa de cava, vestir una prenda intima roja y lanzar objetos viejos o papeles caducos por las ventanas, son otras costumbres de importación, que se añaden a la sabiduría de los ritos que complementan la búsqueda incansable de la felicidad, que para cada cual adopta una de sus mil caras.
En ese instante fantástico nacen infinidad de propósitos para el nuevo año: dejar de fumar, acudir a un gimnasio para rebajar los ‘michelines’, hacer las paces con ese familiar distante, …intenciones que no siempre se cumplen. Un propósito sí debemos hacer cierto, el de ser más solidarios y ¡este que se cumpla!