Francisco Ponce Carrasco

El Ventanuco – Boda

El mes de mayo suele ser propicio para ‘casorios’, lo que me parece muy bien, otra cosa es lo que esto conlleva para los invitados, te enteras del acontecimiento, sospechas que te van a mandar el tarjetón – y lo hacen – luego invéntate el que regalar.

Actualmente, la mayoría  suelen allanarte el camino y te mandan una cuenta corriente donde te proponen deposites la cantidad que estimes en concepto de regalo – si eres prudente– cuantas los que van a acudir de tu familia y ya sabes…

Día de la boda

A mí me ha tocado. Es una pareja de las ‘clásicas’ y no me dieron esa facilidad, son buenos amigos, casi familia y quise quedar bien.

Él es un ejecutivo con futuro y ella – que es la allegada– alta, rubia, muy mona y abogada,  pero ambos de cocina preparada o precocinada.

Un poco ‘malévolo’ pensé que sería bueno iniciarlos en la tareas culinarias, porque nunca se sabe, – quizás en algún momento tonto, me podían proponer que fuese a cenar – les regalé una preciosa batería de cocina toda de un cristal especial, trasparente, incluidas las tapaderas.

El día que fui a llevársela –yo también quería ser clásico– al destaparla él me miro poniendo cara de ingenuo y ella toda alborotada de contento me abrazó,  me dio un beso y comento «Me gusta mucho estos recipientes, todos de cristal, porqué a través de ellos puedes ver como se va ‘quemando’ la comida»

No se si fue un acto de sinceridad o una punzante ironía…con el ‘pastón’ que me costo.