Celebración de los 100 años de la estación del ferrocarril en Valencia
(8 agosto 1917-2017)
El edificio, declarado monumento histórico artístico en 1983, es una de las pocas estaciones modernistas de España y una de las más singulares por su ornamentación, inspirada en los movimientos regionalista y sibarita, muy del gusto del visitante y especialmente de los valencianos
Un espacioso andén te acoge bajo una marquesina de estructura metálica con apoyos articulados que cubren una luz de 45 metros, siguiendo el estilo secesionista vienés aunque no exento de la particular impronta, que le asigna por su parte, el arquitecto valenciano Demetrio Ribes Marco.
Nada más traspasar la puerta de esta emblemática estación de ferrocarril, nos podemos dirigir a los mostradores llenos del atractivo que proporciona un entorno de primeros del siglo pasado para solicitar nuestro billete de destino. Ventanillas acogedoras en un frente de madera con adornos tallados y dibujos incrustados, de cerámica, que le confieren un seductor diseño.
En la parte derecha – según se entra – un mosaico con decorado clásico y un reloj de grandes números combinan con el recinto, a la vez que facilita al transeúnte la precisión horaria, que con cierta frecuencia provoca alguna que otra carrera precipitada, si no se quiere perder el tren.
Siguiendo en un mismo contexto de entorno, varios paneles vetustos y coloristas al mismo tiempo, desean al viajero ‘Buen Viaje’, – en varios idiomas e igual formato – cuando se abandona nuestra ciudad, hacia otros lugares otras tierras, otros destinos.
Los modernos trenes hacen placentero el desplazamiento, quizá solo los nostálgicos echamos de menos el humo y el vapor de las locomotoras de antaño, que infundían un <<toque>> de emoción y efluvio de aventura viajera.
Remozadas medidas de seguridad vial, modernas instalaciones de acceso a los corredores, dentro del caparazón egregio de una estación que te acerca o te aleja, de la capital del Turia.