En los tiempos épicos de la antigua Roma, los emperadores utilizaban el ‘panem et circenses’ (pan y circo) para ganar la simpatía del pueblo y desviar la atención de los problemas fundamentales.
La técnica era sencilla: se daba una pequeña satisfacción temporal y una gran promesa a largo plazo a la muchedumbre y se obtenía una realidad amparada en la aclamación de la multitud.
Otra variante de esta técnica, es la ‘zanahoria’ que se cuelga delante del asno para que siga cargando con su peso, esperando eternamente su premio.
Ambas artimañas se han utilizado históricamente, sobre todo con la llegada de la sociedad de consumo, obligada a generar continuamente promesas para mantener un sistema basado en el crecimiento de la macroeconomía sin límites.
Estamos tan acostumbrados a vivir con una zanahoria delante de nuestras narices, que ya no sabemos aceptar la realidad sin ella y seguimos engañándonos, simplemente porque es mucho más cómodo.
La llegada del fenómeno de las redes sociales a través de Internet coincide en el ‘tempo’ con otros dos grandes hitos sociales: La crisis económica mundial, cierta rebelión de los pueblos, el enflaquecimiento de la sociedad del consumo y la falta de trabajo.
La aparición de un Internet Social junto a Facebook, Twitter… entre otras y de una nueva realidad digital donde la comunicación es multidireccional y democrática, permitía albergar la esperanza de que una vez el usuario alcanzara el poder de distribuir la información, lo aprovecharía para generar una nueva realidad, pero resulta que estamos haciendo justamente todo lo contrario.
El verdadero cambio no está en las herramientas sino en las actitudes. Sin una nueva posición social global, crítica y consciente, constructiva, realista y NO alarmista, las ‘redes sociales’ no harán más que acelerar el proceso hacia el desastre. Los medios no van a cambiar el mundo, si antes de que el mundo nos aborrezca, no cambiamos nosotros.