¡Prenda castiza y galana,
con empaque de gran señora
que en la hidalga tierra hispana
fuiste reina y soberana
y hoy vas “de capa caída”!
No es que á mí me quite el sueño
que la gente muestre empeño
en mirarte de soslayo,
porque cada cual es dueño
de hacer “de su capa un sayo”.
¡Pero sí me desespera
que tú traza pinturera
se encuentre relegada
por la vulgar y arrugada
«gabardina» tan deslucida!