… informándote de que, tal y como me pediste, me pasé por tu casa para ver cómo estaban tus plantas, por tu prolongada ausencia vacacional.
Siento tener que darte una mala noticia, y al decírtelo no puedo suavizártelo con flores, porque no te queda ni una.
Tu terraza en estos momentos está deforestada, palabra poco agraciada, que nos hace imaginar tierras secas y calcinadas, como es tu caso.
Con decirte que hasta el amor de hombre, que tiene fama de planta tenaz y dura, no ha podido resistir los calores del verano…
Sin embargo, el jardín de tu vecina está tan repleto de geranios, rosas, margaritas, hortensias y otras plantas y flores que se acerca a un vergel.
Quiero recordar que no hace mucho leí algo sobre el <<alma>> de las plantas y aunque se trata de vegetales, no anda escaso de sentido común.
Parece, pues, que las plantas necesitan mimo, que a su alrededor se escuchen voces de niños jugando, que su entorno sea educado y sensible e incluso que se les hable haciéndoles participe de nuestras alegrías.
Igualmente se sienten halagadas si les mostramos nuestro agradecimiento por regalarnos su colorido y aromas.
Quizá tu vecina pone en práctica todo esto a la vez, que no se olvida de los
Es posible que cuando regreses te entre la <<depre>>, que te durará poco porque tú las repondrás por otras hasta que otro verano las dejes a su suerte muertas de sed y de hambre.
Puede que te sigas quejando, sin razón, de tu mala fortuna con las plantas, pero si con mi carta consigo que tú, o alguna persona reflexione y no abandone su jardín, quizá habremos conseguido humillar menos a la naturaleza.
Cuidar el medio ambiente, no debe ser una <<pose>> sino una filosofía que poner en práctica empezando por uno mismo