Francisco Ponce Carrasco

Ingeniosa creatividad infantil

Un día festivo, atardecer calmo, primavera soleada. Suena el timbre de la puerta de entrada que me  saca de un ligero sopor tras la comida. Recorro el jardín y abro.  Dos pares de ojos avispados y animosos me miran expectantes, un niño y una niña de apenas siete u ocho años me entregan una hoja con dibujos a modo de panfleto, invitándome a que acuda a visitar su “Museo  Arqueológico” que han instalado en el recodo de una calle vecina, apenas a cincuenta metros. Les sonrío y digo que acudiré con mi nieta mayor.

La creatividad no debe tener barreras de ningún tipo, tampoco de edades, el ingenio es tan potente como para hacer pelear al ser humano por una idea… luego soñar. Han comunicado a sus padres su iniciativa y estos les proporcionan una mesa de playa y sugieren que inviten a sus ‘clientes’ a tomas un vaso de rico limón granizado, que alguna madre no menos ilusionada ha  preparado.

Silvia, Javier R. Alejandra, Pablo, Nacho y Javier están alborotados de contento su iniciativa de montar un improvisado museo prospera, ya tienen acumuladas diferentes piedras que recogieron del campo y complementado con una colección de minerales clasificados que un hermano mayor les deja.

Regresan los repartidores de publicidad, miran su obra ya solo queda esperar. Impacientes otean de vez en vez por la esquina para ver si dio resultado su aventura.

La algarabía  es visible…llegan los primeros visitantes ahora el gozo relumbra en sus pupilas y cuentan de forma un tanto atolondrada sus experiencias, de donde provienen las piedras y como nació el evento.

Les pregunto si desean salir en Internet,  la expectativa aumenta, posan y preguntan a coro:

– ¿Cuando salimos?.-

– El día 6 de mayo.- les respondo.

– Gracias.-

– Gracias, gracias a vosotros –  les digo –  pensad que el filosofo Séneca decía: “Desde la infancia debes dar señales de ingenio”.

Los vecinos siguen acudiendo. Los chavales ¡Están de un contento…!