20minutos publica el 18-06-09 del escritor Francisco Ponce,
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El Abrelatas.
Es muy triste que solo a base de sanciones logremos reprimir nuestra mala educación. Si en lugar de asumir el hecho y pagar multas, nos recicláramos en cuanto al comportamiento en sociedad, no tendríamos que avergonzarnos por tirar colillas, restos de comida y chicles, entre otras lindezas.
Algunos dirán que es afán recaudatorio, no seré yo quien diga lo contrario, pero si en las ciudades se ponen papeleras son para ‘usarlas’ y no para ‘pagarlas’, palabras de asonancia parecida pero de significado muy diferente. Evitemos con nuestro comportamiento cívico, el que nuestro bolsillo sufrague, a través de las sanciones, el mobiliario urbano.
Si a todo esto unimos los excrementos de los perros (que también se castiga si no se recogen por parte del dueño) las aceras de nuestra muy querida Valencia, se pueden ver convertidas en una inmensa pista idónea para el ejercicio de cintura al tener que circular esquivando tales inmundicias. Hagamos una Valencia más limpia entre todos. ¡Pensemos en los demás!