Tenía prisa por salir y llegar a casa, cuidé de que el suave viento no despeinara mi recién acicalado pelo, cogí el ascensor, llamé al timbre – tenía llaves, pero acudí al factor sorpresa – Roberto, mi marido, me abrió…

Peinado de peluquería
– ¿Que te parece? – me insinué parpadeando exageradamente.-
– ¿De que peluquería vienes?
– De Choperas. ¿Verdad que me queda mono? – le contesté.-
– ¿Porqué lo preguntas?-
– ¡Para bajar a matarlo!
Los hay brutos.