Francisco Ponce Carrasco

Que llueva, que llueva… cantábamos de niños

Cada vez que llueve podemos afirmar que es un regalo del cielo para la vegetación en general y para las plantas de nuestro jardín en particular. Podemos regar nuestras plantas de muchas formas, por ejemplo con manguera, con regadera, con aspersores… pero estaremos de acuerdo que la forma más natural de hacerlo es mediante… la lluvia.

El agua de lluvia no tiene cloro, como sí lo tiene el agua potable y a ellas no les gusta.

La lluvia un regalo del cielo

“También, al ‘golpear las gotas de lluvia sobre las hojas’ las limpian, arrastrando el polvo acumulado durante los días más calurosos y secos. Es como si se duchasen y se encontraran mucho mejor”.

“Si la lluvia dura mucho tiempo, al filtrarse más profundamente el agua en la tierra, arrastra con ella a los nutrientes que se encuentran en las zonas más superficiales del terreno para acercarlo a las raíces más profundas”.

“Y si nos fijamos, los animalitos del jardín también saben los beneficios que trae la lluvia. Cuando termina… los caracoles salen a pasear, si hay mariposas vuelan para lamer en las gotas de agua, los pájaros revolotean por el jardín… y si paseamos por él y respiramos profundamente… oleremos un aroma especial que siempre nos recordarán a los días agradables de lluvia en el campo o el jardín”.

Aquello que de chavales cantaban vuestros abuelitos seguro y los papas tal vez de: ‘Que llueva, que llueva, la virgen de la cueva, los pajaritos cantan…’ Pues es verdad.

Entrando en Google y poniendo floresyplantas.net encontrareis este artículo más ampliado. Y el artículo que contiene esta ilustración se llama: ‘La lluvia, un regalo para las plantas del jardín‘.