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Pocos entienden la sentencia de Estrasburgo sobre la Doctrina Parot, salvo los beneficiados, familias y simpatizantes.
Atravesamos un momento donde nuestro mundo navega por los rumbos más extraños y, en ocasiones, absurdos que se puedan dar.
El gobierno está maniatado y ha tenido que acatar la sentencia en el caso concreto de Inés del Río, porque, de no hacerlo, estaría contraviniendo un acuerdo y dejaría a la justicia más alta en lo más bajo. Sin embargo, esta sentencia no debería extrapolarse a todos los que entren en el posible beneficio, no al menos mientras que cada caso se revise y se analice individualizado. La verdadera maldad del hombre no es la que sufre, sino la que causa.
Trabajo tiene la justicia o mejor, los que interpretan las leyes, ya que justicia es otra cosa.