Francisco Ponce Carrasco

Ciudadela – Un tesoro de Menorca

Situada en el extremo oeste de la isla, es la segunda ciudad en número de habitantes y sede del obispado de la isla.

Tiene especial relevancia la Iglesia Catedral de Santa María que pertenece a la Diócesis de Menorca. Se trata de un templo de estilo gótico levantado entre los siglos XIII y XIV por expresa orden de Alfonso III de Aragón tras la conquista de la isla a los musulmanes. Fue construida sobre una antigua mezquita, hecho que se puede observar al contemplar los arcos del antiguo minarete en su campanario.

El templo consta de una nave de bóveda-crucería flanqueada por seis capillas que finaliza en el altar mayor y cuenta con un baldaquino de 15 metros de altura. En la parte trasera del altar mayor se advierte un ábside de forma pentagonal a cuyos lados está situado el coro y la sede episcopal de mármol, bendecida por el Papa Pío XII.

Las calles angostas están repletas de comercios donde puedes comprar de todo sin olvidar los suculentos quesosuna de las industrias más boyantes de la isla – entre otros muchos artículos para el relajo del paladar. También el buen vestir te puede atraer, el blanco es el color luminoso de la isla y de la ropa. Unos pies cansados agradecerán las típicas ‘Avarcas’, sandalias, bajas y cómodas, muy buscadas.

Paseando por la villa, en una de sus calles, te sorprenden unos magníficos ejemplares de olivos milenarios que los lugareños saben valorar y cuidan con esmero.

Plazas de colorido sin igual donde puedes hacer un alto en el recorrido y reponer fuerzas en el café-Bar Aurora. Desde este emplazamiento te sorprende la majestuosa imagen de un antiguo molino de harina.

‘El Molí’, perfectamente restaurado es un lugar para el ‘buen comer’ donde puedes degustar la gastronomía de Menorca. Los ingredientes básicos de la dieta mediterránea, son los productos frescos de la tierra y del mar. Carne del ganado de las fincas del interior de la isla; pescado diariamente obtenido del mar o la langosta, que es la base del plato conocido como Caldereta. Mención especial le concedemos a la archiconocida “salsa mahonesa”.