Los fanales coloristas iluminan, como luciérnagas ensortijadas las calles céntricas, escaparates de tentación, el rojo Navidad y el peregrinar apresurado de gentes que parece transitan aceleradas en busca del ‘espíritu navideño’, nos avisa de la magia de las próximas fechas.
El antiguo mercado de Colón, hoy galerías comerciales y lugar de esparcimiento, muestran su “Belén” con figuras de tamaño natural.
Distribuidos por su galería de ventas, entre otras alegorías navideñas, los numerosos puestos de oferta de «Nacimientos” y figuritas varias para colocar en la representación del Belén Navideño, distribuía un hechizo envolvente que me transporto a tiempos de mi niñez, cuando almacenaba como un preciado tesoro, unas cajitas de cartón con serrín en su interior, donde unos animalitos de barro se acoplaban revueltos en el mismo.
Las figuras principales: Portal, Nacimiento, Reyes y otras, ya las tenía, pero esa cantidad variopinta de animalitos de corral, eran toda una pasión conseguirlas clasificadas por familias o grupos, junto a pastorcitos y otros agregados.
Hoy tuve la tentación de comprar alguno de ellos… y ¿saben qué…? los compré, en recuerdo de mis mayores, que era a quienes les ‘lloriqueaba’ para que los adquirieran… ahora muchos años después, de nuevo hoy, se me humedecieron los ojos.