Francisco Ponce Carrasco

Joaquín Abril Pérez – Maestro de Alfambra

Le pude ver emocionado, muy emocionado, y no es para menos pues una persona que ha dedicado toda su vida y el mayor esfuerzo a la docencia no puede dejar de sentir inmensa satisfacción cuando ve que aquellos niños que se distraían con el ‘vuelo de una mosca’ hoy son personas respetables y ocupan lugares dignos en la actual sociedad.

Esto que por si solo engrandece a la persona, adquiere el grado de ‘especial’ cuando pudo comprobar que un grupo de exalumnos, dentro de un evento literario y cultural, le rendían homenaje de pleitesía y agradecimiento…en verdad que los que allí estábamos también nos emocionamos.

Joaquín Abril agradece el homenaje

Yo no tengo la suerte de encontrarme entre el antiguo alumnado, pero suscribo por ‘contagio’ y convencimiento, conociendo tu personalidad, lo que se dijo por parte del portavoz Miguel Morataentresacado – en el cariñoso acto.

“Es una deuda pendiente, de gratitud, que ni mucho menos queda saldada en este humilde acto pero con el queremos dejar constancia del reconocimiento no solo de los que fuimos alumnos suyos sino de varias generaciones de alfambrinos que hasta hoy han tenido de ti la seguridad de que podían esperar un consejo, una ayuda, para el beneficio del pueblo”.

“En los primeros recuerdos de la escuela, aquella de estufa de carbón y carámbanos (chupones) en los tejados, de lecciones cantadas y de multiplicaciones en fila, la figura de Don Joaquín emerge clara, severa y generosa. Representaba el eslabón entre unos padres casi analfabetos, ocupados en las labores de la tierra, y la sociedad que nos aguardaba y nos exigía más y más conocimientos. Por esto último por tu esfuerzo en hacernos ciudadanos es también este reconocimiento, es ahora, cuando muchos de tus antiguos alumnos hemos llegado a la madurez física e intelectual cuando nos damos cuenta lo que esa actitud filantrópica y benefactora tuvo influencia en como nos forjamos para la vida”.

“Frente a este mundo absurdo hemos querido colocar a Joaquín Abril Pérez en el lugar que merece por la responsabilidad de seguir entregando hoy de manera altruista su dedicación y su esfuerzo por su pueblo, como en su tiempo se esmeró por hacer de aquellos mocosos, personas y conducirnos en un camino no siempre amable, pero con admirable paciencia, por entre sumas, restas, dictados emborronados de tinta y libretas con lamparones, hacia el futuro”.

 

Con sus dos hermanas y una antigua alumna

 

Amigo Joaquín Abril, sumándome a tan merecido y entrañable homenaje, pretendo tan solo proclamar el placer de ser amigo tuyo y que tu me hallas aceptado…¡Claro!