Mañana de cielo claro y sol martirizante propio del mes de agosto, en estas latitudes de calurosos días y refrescantes noches. Se alcanza por carretera comarcal y luego de algún ligero despiste por encontrar el acceso
Diversas formaciones rocosas de rodeno te acompañan en el último tramo del recorrido, mostrado bellas y caprichosas formas para imaginar figuras románticas o feroces o simplemente damas y caballeros del medioevo. La fortaleza de Peracense, en el término del mismo nombre, se encuentra suspendida sobre un elevado peñasco de la sierra Menera, siendo su elevación sobre el nivel del mar de unos 1.370 metros y se encuentra a una distancia de Teruel aproximada de 50 kilómetros.
La entrada al castillo es un estrecho portillo al borde del precipicio. Hay saeteras y subsisten bastantes almenas. Sólo queda la pared frontal de lo que fue la Torre del Homenaje.
Según información esgrimida por los historiadores entre los que se cuenta Cristóbal Guitart, ya existía en 1284 y fue utilizado por las tropas reales como punto de partida para la conquista de Albarracín.
El fortín que existe en la actualidad, fue edificado hacia la primera mitad del siglo XIV para uso estrictamente militar. Esta emplazado junto al monte o peña de San Ginés. La edificación del castillo de Peracense, como la de otros que se encuentran en la zona se debió a la rivalidad medieval entre los reinos de Castilla y Aragón. Su misión era la de controlar uno de los posibles puntos de acceso por los que las tropas castellanas podían penetrar
La fortaleza es de planta cuadrada irregular, se divide en tres recintos concéntricos y está situada sobre una escarpada peña, siendo inexpugnable por varios de sus flancos. El recinto interior es la plaza de armas, de unos 70 metros cuadrados muestra pasadizos y cuevas que debieron ser utilizados para almacenar víveres.
Atendiendo al plano turístico, la fortaleza cuenta con tres aljibes, mediano, pequeño y el principal, que mostramos a continuación. Es el más grande de los que había en el castillo se encuentra profundizado en el suelo del patio de armas, forma un rectángulo de 3 metros de ancho por 5’30 de longitud su profundidad se estima en 4,5 metros y podía suministrar durante meses suficiente agua a la población. Dispone de muros de mampostería y se pueden apreciar tres arcos fajones y canales tallados en las rocas cercanas que llevarían el agua a su interior.
La magnificencia de sus rojas piedras – ha sido restaurado hará una década – no distrae en absoluto la capacidad para introducirte en el
Al igual que sucede en otras localidades de sus alrededores tales como Almohaja, también se han encontrado restos arqueológicos celtíberos y romanos, entre ellos algunas tumbas.
Dentro del recinto se ha instalado un pequeño museo donde se puede ver el suelo – a través de una protección de cristal – con las láminas de piedras de rodeno y se exhiben varios utensilios arqueológicos recogidos en las excavaciones.
Desde este bastión se puede disfrutar de una espectacular panorámica del pueblo y alrededores. Tanto la fortaleza como su entorno han sido acogido bajo la protección de, Patrimonio Histórico Español.