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Se encuentra en alguna televisión privada y local, que no todos podemos conectar y de la que nos vamos informando mediante el boca a boca.
De esta forma conseguimos disfrutar, en la distancia, de tan bello y sonoro espectáculo. Pero que la cacicada de Alberto Fabra nos haya privado de poder ver todos los actos de nuestras fiestas más emblemáticas al cerrar Canal Nou no es de recibo ni en el fondo ni en la forma.
Los valencianos y muchos de los que aman nuestra tierra y costumbres, se sienten maltratados y ninguneados por una decisión con toda la apariencia de rabieta.
Siempre se valora más lo que se pierde. Con el tiempo lamentaremos las consecuencias a diferentes niveles, también de identidad, sobre el error cometido y el agravio a la sociedad valenciana.