En los primeros años de la década de los 90 del pasado siglo, este puente de origen románico fue desmontado piedra a piedra de su emplazamiento originario y se trasladó a los jardines del Paseo de Aragón en esta localidad de Alboraia, donde hoy lo podemos admirar.
Desde su construcción estuvo ubicado en la acequia de Vera. Como consecuencia de la cubrición de esta, las autoridades locales, conscientes de la importancia histórica y arraigo popular, tomaron la decisión acertada de su supervivencia.
Su origen data de finales del siglo XV o principios del XVI y se construyó para facilitar el cruce de la acequia a viandantes, caballerías y carruajes. Desde la proximidad se puede apreciar la huella, sobre la piedra, de los carros en su constante trasiego. En la parte inferior – bajo el ojo del puente – se representa la acequia de Vera con agua circulante, que permite imitar la visión y el ruido de agua discurriendo.
Alboraia es una bonita ciudad de la periferia de Valencia (España), conserva aún el sabor típico de los pueblos en una parte importante de la localidad. Todo el término es llano, muy fértil, dedicado por completo a cultivos de regadío. Se producen hortalizas melones, tabaco, maíz, cereales y muy especialmente la chufa que se utiliza para la elaboración de horchata.
La mayor parte del riego se realiza con aguas del río Turia, por medio de las acequias de Rascanya y Mestalla siendo esta última la que desemboca en el mar por la acequia de Vera.
Deambular por esta amplia avenida y sus jardines centrales produce un delicado sentimiento de solazada delicia que pueden disfrutar sus habitantes y cuantos hemos tenido la fortuna de visitar Alboraia.