… el centro de la ciudad, que no le es ajeno por visitas anteriores, se pone a sus pies y ella lo recorre con gozo y aprecio.
Los jardines que albergan la estatua de Jaime I “El Conquistador”, le sirven de fondo, junto a los ciclámenes de intenso colorido y la fuente del pequeño Neptuno canta sus acompasados gorgoteos al verla.
Marichu admira a Valencia, y esta la acoge siempre luminosa y agradecida.