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Cada día se suman, en aumento progresivo, los que creen tener cualidades suficientes para arreglar el mundo y poner orden en la más teorizante justicia de nuestra sociedad, declarando su formula única y salvadora.
Pues conforme, los que andamos a nivel de calle evitemos trifulcas, malos entendidos, descalificaciones y cerremos filas en torno a la humildad, colaboremos en lo más sencillo, sepamos pedir disculpas y aceptar las que nos ofrezcan; en definitiva, hagamos nuestra actividad diaria constructiva, quienes tienen el deber y la responsabilidad de resolver los problemas mayores, que lo hagan, pero pongamos nosotros las bases de una convivencia afable y altruista desde lo simple.
Tener opinión es bueno, pero hacer abucheo de todo y suscribirnos a la crítica más feroz sobre cuanto acontece tampoco nos ayudará mucho.