Manuel Emilio Castillo es natural de Castellón (1951), aunque actualmente se encuentra afincado en Valencia. El poeta comienza su andadura en el universo de la literatura a temprana edad cuando ingresó en el Grupo de Poetas del Ateneo de Castellón, donde presidió el Aula de Poesía. En 1984 participó en la I Antología de poetas castellonenses. Justo dos décadas después, el autor publicó su primer poemario, «Hierba nueva», al que siguió, en 2007, «La morada del ocaso», con el que se alzó como finalista en los Premios de la Crítica Literaria de la Comunidad Valenciana.
«Revelación», es el título de su reciente trabajo, que ve la luz en enero del presente año 2010, su obra toma consistencia y se reafirma como un poeta singular. Se trata – según sus propias declaraciones – de un ejercicio de introspección para encontrar el sentido a su vida.
El libro fue presentado ante un cuantioso público en el salón de actos de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) de Valencia, entidad que siempre se muestra proclive a colaborar con los autores.
Acompañan a Manuel Emilio Castillo en el evento Daría Rolland, poetisa, traductora y critica literaria, junto al escritor valenciano Francisco Ponce Carrasco. El acto disponía del refrendo de la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios (CLAVE).
Francisco Ponce, abre la sesión con una semblanza del autor, bajo un estilo distendido y con suaves toques de humor, los asistentes se disponen a pasar una tarde de feliz empatía.
Daria Rolland comienza su intervención diciendo “Si a mí se me pidiera una definición de este poeta, diría que es un auténtico poeta del amor. Aquel que como Octavio Paz o Pablo Neruda ha sabido encontrar en la persona que ama al otro ideal. Ese otro que da conciencia y sentido, no solamente a su obra sino también a su estar. Ese otro que es a la vez el idéntico y el extranjero radical, la verdadera alteridad. Ese otro que es más poesía que la poesía y con quien ésta se confunde” y continua con un exhaustivo análisis del contenido del volumen.
El propio autor declama en oportuno regalo para todos, con voz de avezado trovador – se nota que conoce el contenido – algunos de sus poemas, que escuchándolos, adquieren el calificativo de hermosos.
En el turno de preguntas que se abrió al finalizar, se improvisó – sin esperarlo – una pequeña entrevista a micrófono abierto que resultó amena y cordial y sobre todo nos permitió conocer no solo al poeta y su obra – que también – sino el lado humano y cotidiano de Manuel Emilio, que sorprende por su sencillez y cercanía, con amigos y lectores.