Dicen que el amor es para todos, sin limitaciones de razas, distancias, clases, sexo ni edad, y creo que es verdad, el amor solo conoce de amor, pero también hay quien dice que existen amores que matan y pueden ser cierto, pero eso es otra historia.
En todos los países del mundo existe un día para el amor, según latitudes y costumbres el día del calendario varia, si bien el significado es el mismo decirle a la persona amada que se le quiere y lo mucho que significa su compañía en este mundo actual de soledades.
El “Día de San Valentín” es una celebración proveniente de los países anglosajones que se ha ido implantando en otros países a lo largo del siglo XX y se celebra el 14 de febrero, onomástica de San Valentín.
En España – que somos dados a importar celebraciones y costumbres foráneas en detrimento de lo nuestro – se empezó a celebrar sobre el año 1950, con el santificado interés de incentivar la compra de regalos. Los comercios junto a la película “San Valentín”, protagonizada entre otros estupendos actores por la admirada Concha Velasco, tuvieron mucho que ver y es que en cualquier época de nuestra vida, el glamour es necesario y recordar ‘oficialmente’ a nuestra pareja que se le quiere tampoco esta de más.
Es común el regalo de rosas entre los novios – también se aceptan joyas, apartamentos, yates… y otras bagatelas – pero lo importante es que el regalo se realice desde el corazón ¡Con amor! El detalle se extiende entre amigos, con pretensiones a más o familiares, de esta forma se utilizan principalmente tres colores significativos: La rosa roja simboliza el amor, la blanca representa la paz y la amarilla la amistad.
¡Recibir una sonrisa, bien merece la pena!