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Una nueva forma de gobernar se impone a partir de ahora. Los pactos serán de imperiosa necesidad y es de esperar que no se hagan con carta blanca para todo, sino que se alcancen por cada tema que se aborde. Será una práctica nueva pero apasionante, si no se imponen las vendettas.
Soy un ciudadano esperanzado en que de estas situaciones se saquen experiencias positivas que nos lleven a una mejor convivencia con generosidad, amplitud de miras y sentido común.
Que este cambio de formas sea para el beneficio general, dejando trasnochadas batallas de símbolos e identidades, y se entre en la sustancia de lo importante para el pueblo valenciano. Una loa por la democracia real, práctica y eficaz en resultados, Valencia se lo merece.