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A los ciudadanos lo que verdaderamente les importa es su eficacia en la administración del dinero público bajo una gestión competente, acompañada de una transparencia y honradez.
Saber gestionar los recursos es un arte y una obligación inherente a su cargo. Requiere preparación profesional en diferentes áreas, con posterior consecución del retorno en un flujo de mejoras y beneficio social para el pueblo, que será lo valorable al final del mandato.
Ponerse a trabajar con firmeza, junto con horas dedicadas a su gestión, es lo que justificará el voto recibido. ¡Menos ruido y más nueces!