Todos los años el territorio Español sufre múltiples incendios forestales, este 2016 lamentablemente, ya empezó con los acontecidos en la Comunidad Valenciana, cuando el verano todavía estaba anunciando su llegada.
Este fenómeno absurdo y pernicioso para la naturaleza ha ido aumentando de forma paulatina a través de los años. Hemos entrado en una espiral caótica, que no solo agrava economías rurales, sino que pone el ecosistema al borde de la destrucción.
Diferentes estudios sostienen que más del 95 % de estos incendios son provocados, en algunos casos por negligencia, pero la mayoría de las veces con una clara intención destructiva. Se saben las causas, pero el número de condenados por este delito, es muy bajo.
¿Qué intereses ocultos y qué malvada perversidad se esconde tras estas acciones? ¿Hasta dónde alcanza la locura enfermiza de algunas personas?
Se especula con razones económicas que motivan a que algunos indeseables cometan estos actos por decisión propia o inducidos por otros, y así revalorizar sus tierras o cometer fraude a compañías aseguradoras.
Si nos paramos a pensar, por mucho que se repueblen estas superficies pasarán décadas hasta su completa regeneración.