Somos muchos los que anualmente pasamos la Inspección Técnica de Vehículos (ITV). Es un momento de cierta incertidumbre ya que en unos minutos y a toda prisa, te hacen realizar una cantidad de maniobras y operaciones que en situaciones normales ejecutas con naturalidad y eficacia. Sin embargo, ante la presión del momento, si te equivocas, entra en juego la buena disposición del empleado, que siempre con sonrisa amable, lleno de comprensión y paciencia, te rectifica y orienta para que sitúes el coche en el lugar adecuado.
Tengo la sensación de que en todas las estaciones de este servicio muestran el mismo talante benévolo, pero mi experiencia está de tiempo en la ITV de Llíria y para ellos va mí reconocimiento.
Luego, cuando te dan el diagnostico favorable y te dicen << Hasta el año que viene>>, sientes como ante el chequeo médico, un subidón de autoestima que te llena de alegría. Sobre todo cuando los vehículos y las personas acumulamos años.