Desde algunos-bastantes años a esta parte a ‘nuestro’ Don Juan le ha salido una fuerte competencia con la importación del <<Halloween>>, adueñándose de las gentes que se proclaman transgresores y que tienen a gala ponerse la etiqueta – nefasta etiqueta – de progresistas.
Algunas discotecas y toda suerte de establecimientos de disfraces y mascaras, encuentran un motivo para consagrar una noche monográfica al terror y aumentar sus beneficios.
Nuestro Don Juan y Doña Inés se apagan, sus versos y romanticismo ha dejado paso a una grotesca celebración de importación.
¡Quijotes permisivos que somos! O quizá tontainas de remate.