Quiero seguir defendiendo nuestro Don Juan Tenorio, <<Clásico que es uno>>
En vísperas de la festividad de Todos los Santos, y desde el respeto al significado de su celebración, pretendo, en el terreno de lo lúdico y tradicional, defender a nuestro Don Juan Tenorio, obra del dramaturgo Zorrilla.
Lo hago porque me parece más nuestro y no como otras costumbres que ganan terreno año tras año, debido a que tienen un componente de disfraz lúgubre, pero que permiten la diversión carnavalesca, junto a un suculento negocio.
Don Juan y Doña Inés se apagan, sus versos y romanticismo han dejado paso a una grotesca festividad de importación. ¡Quijotes permisivos que somos! O quizá tontainas de remate.
“Llamé al cielo, y no me oyó, / y pues sus puertas me cierra, / de mis pasos en la tierra/ responda el cielo, no yo.” Quizás tengamos que acogernos a estos versos para justificar nuestra indolencia.
Como final dulce, regalemos nuestro paladar con los mazapanes, los exquisitos huesos de santo, que preparan los maestros confiteros para esta fecha.