Que menos que dos turrones de Xixona y dos botellas de <<cava Valenciano>>
Desde la prehistoria, los seres humanos se han sentido orgullosos de llevar a su guarida (casa) alimentos. En la actualidad descubrimos pocas diferencias sobre este asunto. Probamente ellos llegaban arrastrando un mamut y nosotros, hasta hace unos años, la cesta o caja de navidad en brazos.
¿Lo recuerdan? Porque esta práctica significaba una alianza y el mutuo reconocimiento entre empresa y empleado que se perdió en los intricados vericuetos de la crisis, y ahora son escasas las entidades que posiblemente, mermada en cantidad, pero con esfuerzo, la mantienen.
Pues bien, modesta o no, se les tiene que felicitar por la acertada defensa de la tradición e inteligente muestra de complicidad en el mensaje: “Adelante, sigamos luchando juntos en busca del éxito y la prosperidad”, manifestando un compromiso tácito hacia una labor conjunta en defensa de los objetivos para el año que comienza.
El aguinaldo en forma de turrón y cava envuelve gratitud, voluntad, buenos deseos y trasmite empatía.