Este Día Internacional de la Montaña es una oportunidad estupenda para crear reflexión sobre la importancia que tienen las montañas para la vida, de señalar las oportunidades y las limitaciones que afronta el desarrollo de las zonas montañosas, y de crear alianzas que produzcan un cambio positivo en las mismas y las tierras altas del mundo.
Las montañas siempre encerraron misterios, devociones y atracción inusitada. En los Andes, los incas construyeron sus templos en las cumbres más altas, a más de 6000 metros sobre el nivel del mar.
Un informe del Secretario General de Naciones Unidas cita:
“Hay cada vez mayor conciencia de que las montañas son ecosistemas frágiles de importancia mundial como fuente de la mayor parte del agua dulce de la Tierra, reservas de rica diversidad biológica, lugares de destino populares para el recreo y el turismo y zonas de diversidad, conocimientos y patrimonio culturales importantes. Las montañas, que ocupan casi la cuarta parte de la superficie terrestre, son la base directa del sustento de aproximadamente el 12% de la población del mundo, y proporcionan bienes y servicios básicos a más del 50% de la humanidad”.
Las montañas son parte de la naturaleza y por consiguiente cuidar de ellas es salvaguardar el hábitat natural, que tanto debe importarnos a todos.