Caigo en la cuenta de que hoy, más que nunca, me asaltan infinidad de dudas, se aferra a mí una extraña mezcla de melancolía e inconformismo. Quizá mis hormonas celebran la salida de un sol fulgente, luego de varios días ausente con frio y nieve.
Amanecí más o menos contenta, me puse el desayuno a base de copos con fibra en un tazón de leche desnatada, después abrí un yogurt para potenciar mis defensas, por último me preparé dos tostadas untadas con un sucedáneo de mantequilla ‘Light’ para cuidar la línea, y me bebí un vaso de agua recomendada para una mejor hidratación de la piel.
Salí a la calle, cogí mi pequeño utilitario, lo encontré lleno de excrementos de paloma, que en buen número solían cobijarse por las noches, en la cornisa del edificio contiguo a mi casa, quizá por esta circunstancia, casi siempre había sitio para estacionar.
De camino a la oficina de la empresa donde trabajo, sufrí seis atascos de tráfico, uno más que ayer, lo que me permitió reflexionar sobre una idea que me martiriza últimamente. Pienso que nací en una época equivocada, por algún capricho del destino vine a caer en el hoy.
La verdad, me hubiera gustado vivir en el pasado, en la época de los exploradores, conocer aventuras de barcos y piratas o moverme entre castillos, princesas y caballeros, cuando el honor era una virtud, y la sed saciada con agua de frescos y transparentes riachuelos, cuando el hambre se podía calmar en los bosques practicando la caza con arco y flechas o recolectando frutas.
Pero también me cautiva el futuro, explorar el espacio, visitar otros planetas, plataformas espaciales, conocer alienígenas. Vivir ahora la tecnología del siglo XXII.
Si tuviera la oportunidad de pedir un sueño, solicitaría una máquina del tiempo. Reencontrarse con los hechos relevantes de la historia pasada sería fabuloso, y experimentar en carne propia el futuro por adelantado, todo lo que está por acontecer podría ser extremadamente fascinante…me hechiza.
Se preguntarán “¿Qué demonios se fumó esta mujer, de buena mañana?” Nada señores…sólo es una sobredosis de fantasía y ciencia ficción, que me permite soportar mejor los atascos y la rutina de mi trabajo.
Pero… ¿verdad que sería fabuloso?