Francisco Ponce Carrasco

Un letrero que hoy despierta nostalgia – El Abrelatas

El Abrelatas (Periódico)

Son difíciles de encontrar en las grandes capitales, pero si lo consigues, merece la pena respirar aromas del <<pasado>>

 

Evoca a especias, fruta fresca, almendras y cacao, suena a tienda de barrio, a saludos cordiales entre clientela y propietario, al interés reciproco por temas cotidianos aderezado con ambiente cercano y donde se puede comprar en cantidades reducidas según la necesidad.

Tan solo la palabra ultramarinos ya sustancia encanto. Solían tener altos mostradores de madera con superficie de mármol. Recuerdo ir con mis mayores y comprar, a granel o al peso, productos como legumbres, frutos secos, aceite o chocolate.

Las marcas eran menos y conocidas, las de siempre, mostrando imágenes seductoras y no existía la marca blanca.

Quedan pocas tiendas de barrio que subsisten por la fidelidad del vecindario y la calidad de sus productos. El flujo de clientes acude por cercanía y suelen ser de cierta edad.

Bajo los mismos parámetros expuestos, encontré uno en la Avenida del Puerto y me informan que mantienen artículos que no están en las grandes superficies. El reto es atraer a la clientela joven. ¡Suerte!