Los libros infantiles y juveniles son una primera etapa para «soñar en colores» pero es bueno que sustancien una enseñanza
Ayer, 2 de abril, se celebró el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil, que se instituyó anualmente en 1967 con el propósito de fomentar la lectura desde la edad temprana. Esta fecha fue elegida y dedicada a la memoria de Hans Christian Andersen, por ser el día en que nació en 1805. A este conocido autor se le considera uno de los más prolíficos literatos de este género a nivel mundial.
Entre los cuentos que permanecen en el recuerdo de varias generaciones están: El patito feo, Las zapatillas rojas, El soldadito de plomo, El sastrecillo valiente, La sirenita, Caperucita Roja, Blancanieves, Los tres cerditos, La Cenicienta, Pulgarcito, Pinocho, y muchos más.
Estas fábulas siguen siendo relatadas por los abuelos y los padres, y es importante llegar a tiempo al cabezal de la cama del niño para crear con palabras las historias más bellas y emocionantes que cabe imaginar.
Contar un cuento lleva en su narración, una gran riqueza familiar y humana.