Es una comida que suelo tomar con deleite, pues en esa combinación de tierra y mar está el sabor de lo excelente.
El cereal del trigo aporta la fuerza y calidez de la tierra, las almejas ese sabor de mar que rememora la grandeza de los océanos, y todo ello, regado con un buen caldo de vid, rojo y trasparente, que macere en ‘panza’ estas delicias.
Luego eso sí, una siestecita tampoco viene mal, ya saben si en alguna oportunidad me invitan a comer, esta podría ser la solución para colocar en mesa.