Hoy 21 de junio, se celebra el Día del Sol, una jornada en la que el astro “Rey” se convierte en el centro de atención para conmemorar el singular fenómeno natural, que implica el cambio de estación, y que se produce como consecuencia del solsticio de verano, en el hemisferio norte de esté nuestro planeta
El ambiente festivo de esta jornada, en la que se celebran actividades en muchas regiones del planeta, no sólo ha de servir para disfrutar de un día especial, sino que ha de aprovecharse, para intentar conocer mejor el inmenso poder del Sol y su más que necesaria energía lumínica y de calor de la que dependemos, para que exista vida en la Tierra.
Por parte de los ecologistas y el sentido común, parece conveniente que las administraciones autonómicas lancen más planes de promoción de las energías solar térmica y fotovoltaica, y que desde ministerios a ayuntamientos tomen la iniciativa para ser líderes del aprovechamiento de estas energías renovables en sus edificios, demostrando a la sociedad la fiabilidad y rentabilidad de estas instalaciones.
Las tecnologías de fabricación e instalación son nacionales por lo que la obtención de energía con estas instalaciones tiene ventajas económicas directas para el país
En primer lugar porque al asegurar un mercado fomentaría la aparición de empresas instaladoras, y además tendría el efecto de difundir esta tecnología entre los ciudadanos, convenciéndolos de su rentabilidad.
Como una percepción menos técnica pero más próxima y cotidiana, quiero declararme amante de tomar el sol, siempre me gustó, pero las recomendaciones actuales de los dermatólogos son para tener muy en cuenta, sobre todo en lo relativo a las horas del día y tiempo de exposición al sol, en beneficio de nuestra piel, porqué luego se puede pagar caro.