Este recorrido por la plaza del Ayuntamiento de Valencia y aledaños valga también como postal para quienes conociendo estos lugares los añoran
Valencia siempre bonita, iluminada y totalmente resplandeciente con los reflejos de las luces en noches de diciembre con fríos moderados, invita y aporta ambiente festivo, luciendo llena de encantos al caminante solitario que con sosiego pasea por su centro neurálgico.
Suenan villancicos, los colores del agua te envuelven en surtidores de tonos cambiantes que evocan mil fantasías, en formas y dibujos imaginativos.
Los edificios emblemáticos muestran su cara más amable repleta de <<luces y sombra>> iluminados con fuertes focos que le dan una imagen y vida atractiva, acogedora y hasta poderosa diría yo.
Una pista de hielo hace las delicias de los patinadores, que muestran sus habilidades con alguna que otra <<culada>> que rápidamente rectifican – aquí no pasó nada – y a seguir sobre el hielo de la pista evocando fiesta de “blanca Navidad”.
Muchos ojos como los míos ansiosos de impactarse con la magia de los días que cierran el año 2017 agradecen que Navidad se escriba con (V) de Valencia.