Son muchos los incautos que aplauden a la blanca pastilla, para remediar sus “dulces pecados”
Se acabaron las fiestas y celebraciones que nos dejaron <<resacosos>>, comienza todo a normalizarse y la rutina aparece, para algunos salvadora.
Con la Nochebuena, Navidad, Fin de Año, Roscón de Reyes… olvidamos un poco la tiranía impuesta por las modas, en relación a la conservación de la ‘línea’.
Algunas personas, por estas fechas, (reconozcamos que todos un poco) cometemos el placentero pecado de la gula. El pavo, el besugo, el solomillo, frutos secos, pasteles y turrones, son exquisiteces a las que no puedes renunciar.
Cuando aparecen los temidos <<michelines>> en lugares inadecuados, salta la alarma y es el momento de hacer algo para desterrarlos…pero ellos nos quieren, se aferran a nosotros y les cuesta abandonarnos.
Ahora comienza el culto a la “sacarina” en el café, infusiones y varios. ¿Quizá se piense que la composición de esa blanquecina y diminuta píldora, encierra una poción mágica capaz de destruir las proteínas, grasas e hidratos de carbono, ingeridas en las pantagruélicas comilonas con que nos hemos homenajeado?…suerte.