El periódico Hoja de la Tarde, bajo el enunciado «EL Abrelatas»
del escritor Francisco Ponce, publica el presente artículo el 10-09-07
en contraportada y color.
905-5 y 905-44…Estos números no son un enigma, tampoco una ecuación a despejar, mucho más sencillo, pero con su ‘aquel’. Abordamos así una ‘línea’ de negocio-cepo, con la que no estoy de acuerdo y me defino como acérrimo detractor. Claro que obligar no obligan a nadie, pero sí inducen.
Asistimos a un excesivo uso de ciertos números telefónicos que hace un tiempo solo se utilizaban con secretismo, pues solía pertenecer a lo que se llamó ‘línea caliente’, más tarde se amplía al horóscopo, tarot, y toda suerte de consultorios.
Últimamente, la televisión incorpora a muchos de sus programas el sistema de llamadas que le aportan pingues beneficios (deben fijarse en los dígitos que siguen al 905), lo suele hacer en concursos, incluso en uno tan emblemático y cultural como es ‘Saber y Ganar’ donde existe una sección de llamadas para adivinar lo más obvio.
Uno dice ¡Yo, yo lo sé!, recapacita, sí y ‘tropecientos’ mil más que picaran, con el consiguiente negocio para los poseedores de estas líneas. El colmo, en partidos de fútbol ofrecen dinero, solo llamando participas en un sorteo. Mercantilismo, puro y duro. Duro si además pierde tu equipo.
Personalmente me crispa y me niego a utilizar este tipo de llamadas. ¿Escuchaba bien el sonido de marcar el teléfono? Alguien en mi casa se había convertido en improvisada ‘lumbrera’ y decía… el canguro…. Percibí que algún duende se había filtrado por la ventana y se estaba carcajeando de mí, ¡seguro!