Acudimos al recuerdo lúdico a falta de realidad tangible
El domingo de pascua, aparte de los actos religiosos, nos traía la ‘mona’ que íbamos a comer a la huerta, que cercana y verde circundaba la capital del Turia.
Un poco de ‘panquemao’ recubierto de dulces ‘anisitos’, chocolate de ‘garrofa’ y un huevo duro cocido con una hoja de lechuga dentro del recipiente para que diera a su cáscara un tono verdoso.
Manjares de la época que eran bienvenidos. Saltar a la cuerda, cantar la ‘Tarara’, empinar el cachirulo, recuerdos sumergidos en los recuerdos entrañables, siempre recordados.
En este año 2020, ni cometas ni meriendas, al menos en multitud de amigos/gas.
¡Otro año será!