En las últimas décadas (quizá para compensar soledades) ha crecido la afición por tener estos animales domésticos que sirven de entretenimiento a sus dueños y de juego a los niños, siendo también de provecho para custodiar almacenes y casas de campo entre otras.
Sin embargo disfrutar de la compañía de un perro no es solo sonreír las travesuras cuando este es cachorro, el animal se hará grande, se le debe cuidar con todos los requisitos en materia de ordenanza municipal, sobre protección y tenencia de los mismos.
Cuando se le baje a la calle, será atado y su propietario provisto de bolsas de plástico u otros medios para recoger sus excrementos, esto último, a mi juicio, se incumple con demasiada frecuencia, basta con ver cómo están algunas aceras de nuestra ciudad de Valencia.
Tampoco es de recibo bajarlo en días de frío o lluvia, al garaje
Las estadísticas de siempre, señalan aumentos de abandonos en verano. Si acude a su mente la pérfida intención de hacerlo, su conciencia se lo reprobará el resto de sus días.
En el caso extremo de que una situación personal desfavorable, le obligue a separarse de su perro, consulte con la asociación protectora de animales.
¡Piénselo!