En España la introdujeron los árabes
La granada: aparece representada en la tumba de Ramsés IV y es citada en el Antiguo Testamento y en ‘La Odisea’.
Su origen se sitúa en Persia, desde donde se expandió por el Mediterráneo de la mano de los cartagineses.
Es una fruta de muy bajo valor calórico por su escaso contenido de hidratos de carbono, siendo el agua su componente mayoritario.
Generalmente sus granos se comen crudos, una vez extraídos de la amarga piel blanquecina que rodea el interior de la misma.
La granada es habitual del otoño y del invierno, llega al mercado a finales de septiembre estando en plenitud los últimos meses del año, lo que la hace adecuada para consumir rociada con vinos dulces y azúcar.
La granada es rica en vitamina C y ácido fólico, pero por lo que más destaca es por su contenido en polifenoles, que es lo que le otorga su gran poder <<antioxidante>>.
• Ayuda a mejorar el sistema inmunitario
• Ayuda a mejorar el sistema circulatorio
• Ayuda a luchar contra enfermedades degenerativas y el envejecimiento
• Ayuda a prevenir los síntomas de la gripe y los resfriados
Y no podemos olvidarnos de otros micronutrientes como B6, B3, E, folato o B9 y A (betacarotenos), así como minerales como potasio, fósforo, calcio, magnesio, sodio, hierro, selenio y zinc.