Cuando el recuerdo <<araña>>, brotan memorias de mocedad
Entre la delgada línea del recuerdo, acuden a mi mente las calles de Valencia llenas de personas con semblante circunspecto, propio de la solemnidad del Jueves y Viernes de Pasión, marchaban de una iglesia a otra haciendo las estaciones o se iban uniendo en procesión, vestían ropa oscura portaban un cirio en la mano y entonaban cánticos religiosos. Cada parroquia tenía sus actos litúrgicos, los feligreses acudían por
La radio emitía música sacra o clásica, los espectáculos permanecían cerrados, los escasos bares que abrían apenas tenían clientes y las gentes se recogían en sus hogares.
El Domingo de Pascua nos traía la ‘mona’ que íbamos a comer a la huerta, que cercana y verde circundaba la capital.
Un poco de ‘panquemao’ recubierto de dulces ‘anisitos’, chocolate de ‘garrofa’ y un huevo cocido. Manjares de la época que eran bienvenidos. Saltar a la cuerda, cantar la ‘Tarara’, empinar el cachirulo…, recuerdos entrañables, hoy sumergidos en una nebulosa.