La caótica senda en la que la pandemia y los políticos nos han colocado es una «lamentable y cruda realidad»

Llegamos a un punto clave, aquel que la conciencia nos dicta o repudia, malparada por tanto desorden, mentiras, y oportunistas políticos haciendo suyo lo que más les conviene, cuando les parece, para su exclusivo interés o de partido… ¿el pueblo? al pueblo ¡que le den morcilla¡.

Veremos un cruce, el camino de la izquierda está señalizado con una flecha que pone: “El país de Nunca Jamás”, (en la novela fantástica del escritor escocés J. M. Barrie, representa un lugar idílico para niños, luego cuando estos se hacen mayores, ven desencantados la terrible realidad, pero eso ya no es ficción, es sencillamente lo que nos está tocando vivir), que no deja de ser una tediosa, interesada y voluble ascensión por pedregales de dudoso destino y que en estos momentos no recomiendo.

El que sube por la derecha está convencido que es la mejor ruta, pero tampoco hay demasiadas marcas orientativas, si bien es menos complicado, pero sin confiarse, puesto que en cualquier momento la avaricia y conveniencia del ser llamado “humano”, puede sutilmente, derivar en sorpresas no deseadas.

Tiempos de indecisión que te hacen apostar por:

¡Lo menos malo!